miércoles, 14 de septiembre de 2011

Un abrazo siempre dice las cosas para las que no tienes palabras

─ ¿Me abrazas?
─ Claro que sí, ¿pero no sería mejor que yo te abrazara por sorpresa?
─ Lo necesito ahora, lo que importa de un abrazo no es si es sorpresa o si lo ves venir. Abrázame.
─ Te abrazo.
─ Siempre me ha gustado apoyar la mejilla derecha en alguien, y agarrarme fuerte.
─ No sería capaz de soltarte.
─ ¿Te das cuenta de que estamos en medio de la calle, abrazados y rodeados de multitud de transeúntes que nos observan? Me encanta, consiguen que me apetezca más cerrar los ojos y apoyar la mejilla derecha en tu hombro.
─ ¿Un mal día?
─ Sí, algo así.

Cuando nos abrazamos, nos retroalimentamos de energía. Llevamos vida a nuestros sentidos y reafirmamos la confianza en nuestros propios sentimientos. Algunas veces no encontramos las palabras adecuadas para expresar lo que sentimos, el abrazo es la mejor manera. Necesitamos cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho para mantenernos, y doce para crecer. Un abrazo te hace sentir bien. La piel es el órgano más grande que tenemos y necesita mucho cariño. Un abrazo puede cubrir una gran parte de la piel y da el masaje que necesitas. Es también, una forma de comunicarse. Y siempre, siempre dice las cosas para las que no tienes palabras.

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